Si le digo que en año 1994 se pagaron 1.400 Millones de Dólares para enterrar basura seguro querrá saber qué hacen con su bolsa de residuos. A fines de la década del 70 el gobierno de la provincia de Bs. As. junto con la intendencia de la Capital Federal crearon, mediante un decreto-ley, un sistema de depósito de la basura producida por los municipios del Conurbano y del Gran La Plata, y así dieron origen a un ente llamado CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado). A partir de ese momento se le impuso a las comunas adherir al sistema, debiendo depositar los residuos en los terrenos del CEAMSE y teniendo que pagar por ese servicio una tarifa fijada por dicho ente. En teoría el organismo apunta a asegurar el balance ecológico, a eliminar la polución ambiental y a mantener limpias las vías de agua subterráneas, por medio de una serie de medidas que son la planificación, el diseño y la operación -a través de contratistas- de la recolección de residuos sólidos (bolsas de basura, barrido de calles, poda de árboles) y su disposición final por medio del relleno sanitario (enterramiento). Además, debería encargarse del tratamiento de los residuos denominados peligrosos, como por ejemplo los desechos industriales y de hospitales entre otros. Sin embargo, nunca estableció la planta de tratamiento de residuos peligrosos. En el área metropolitana -Capital federal y 22 partidos del Conurbano Bonaerense- se concentra el 40% de la población del país, el 50% de los residuos domiciliarios y el 60% de las industrias instaladas en Argentina. El circuito de los residuos comienza en las calles de las ciudades, donde la empresa contratada por la municipalidad se encarga de su recolección y transporte hasta las estaciones de transferencia. Allí la basura es comprimida y depositada en camiones herméticos del CEAMSE, cuya capacidad es de 25 toneladas, y es transportada al centro de enterramiento que corresponde. En el mundo se conocen tres sistemas de tratamiento de residuos: el enterramiento, la incineración y el reciclaje. Algunos países suelen utilizar los tres al mismo tiempo según el tipo de basura que deba ser tratada. El enterramiento consiste en tirar los residuos orgánicos -los que se descomponen fácilmente, como los formados por restos de alimentos, de poda, de césped, etc.- en pozos que se cavan en el suelo preparados para descomponer este tipo de materiales. La incineración consta en el quemado de otros residuos que no se pueden enterrar ni recuperar, como los llamados patológicos -que son los desechos de hospitales: jeringas, gasas, algodones, medicamentos, etc. Este sistema es muy costoso, pues se necesita de mucha tecnología para el control del quemado. Por último, el reciclaje consiste en la separación de los distintos componentes de la basura, como ser la materia orgánica, madera, vidrio, papel, cartón, metales y hasta plásticos con el objetivo de reutilizarlos para que cumplan la función que tenían originalmente, en algunos casos, o bien para producir otros productos. El CEAMSE dice que no discrimina los residuos patológicos, la mayoría son incinerados. Tampoco tiene en cuenta el reciclaje: todo se entierra indiscriminadamente dando lugar a graves consecuencias para el medio ambiente. Mayor es la sorpresa cuando se ve que los terrenos elegidos por para los rellenos sanitarios –enterramiento- son los denominados “bajos”: lugares que más baratos porque se inundan y no son adecuados para el tratamiento de los residuos. El nivel del suelo allí esta más cerca de las napas de agua, en consecuencia se filtra con más facilidad el líquido que desprende la fermentación de los residuos, denominado lixiviado y altamente contaminante. Además, los municipios pagan al CEAMSE una tarifa por tonelada de basura enterrada. Actualmente este organismo maneja un presupuesto de aproximadamente 180 millones de pesos por año. Si se analizan los componente de la basura se puede encontrar que aproximadamente un 60% son desechos orgánicos, un 14% papel, el 13% es plástico, el 6% corresponde a vidrio y menor a un 3% telas, hierros, escombros, etc. Todos estos elementos se pueden reciclar o re-usar y las industrias pagarían por ellos, pues esto le significaría un ahorro en los gastos de producción. Sólo un 15% de lo que se tira es realmente basura, entonces se puede decir que los residuos no son pérdidas sino ganancias no sólo a nivel monetario, sino también en cuanto al impacto ambiental que va en perjuicio de la población. Existen en varios países del mundo distintos métodos de recolección seleccionada de residuos que tienen en común la participación ciudadana y el convencimiento de algo elemental como que: “lo que no se mezcla no necesita ser separado”. Alemania es uno de los que más ha avanzado en la recolección de residuos. Con apoyo de grupos ecologistas se ha implementado una ley que obliga a los municipios a realizar la recolección seleccionada. Francia, Holanda, Suiza, Italia, España, Dinamarca y muchos otros ya tienen programas de recolección de residuos de diversos materiales y están diseñando proyectos para recuperar íntegramente la basura. Sin ir tan lejos Brasil, Colombia y EE.UU. también han iniciado hace tiempo programas de recolección seleccionada. No existe en Argentina una política a nivel nacional de gestión de residuos. La que realiza el CEAMSE es una gestión facilista y parcial que beneficia los intereses económicos de algunos, no los de la comunidad.
Este texto fue realizado en setiembre de 1998 por: Alejandro Costanzo |
8 comentarios
lorena -
alondra -
aldana -
Alejandro -
rosario -
Alejandro C. -
Su crítica no molesta.
Hasta pronto.
Doctor -
Saludos del Doctor, Crítico insolente de Blogs
http://elburladordemitos.blogspot.com/
Belén -
Es bueno empezar por uno mismo, como sería con la división de los residuos, pero ¿quién nos garantiza que ese "esfuerzo" alguien lo va a notar (si es que no hubiese pasado un pobre para recogerlo, ganar así unos pocos pesos y llevarle alimento a sus hijos)?
Grandioso sería, Alejandro, que todos (quizás pida mucho) nos tomemos dos minutos para leer este artículo, pensemos un poco en las consecuencias que trae el tema, y se logre una conciencia social que termine con esto. Un sistema como el de Alemania parecería ser lo mejor, ya que amenazar el bolsillo con una multa daría más seguridad a que los ciudadanos cumplamos con esta mínima obligación.
Un beso.