Este movimiento surge de las organizaciones de desocupados. Está vinculado al desempleo estructural de larga duración en el Gran Buenos Aires y diversas localidades del interior de Argentina. Reúne a distintos componentes sociales: desde los obreros industriales desocupados que pasaron por la experiencia de la lucha sindical, a una enorme población empobrecida de los barrios (jóvenes y amas de casa que no han estado en fábricas ni en sindicatos). Es esta heterogeneidad lo que lo enriquece y le da vida. Las condiciones socioeconómicas son la principal causa del fenómeno. El deterioro acelerado de la calidad de vida crea un clima de alta frustración y protesta formando "piquetes" de huelga. El diccionario de la Real Academia Española define como piquete a un "grupo de obreros huelguistas que situados en los lugares habituales de trabajo velan por la ejecución de las consignas de una huelga". En la práctica, el piquete es la forma que se le da a la protesta para hacer prevalecer la voluntad colectiva de la clase obrera y de los explotados por sobre la de la burguesía. Representa un instrumento de educación política para la sociedad porque muestra los errores de la "democracia" evidenciando lo subjetivo de los "derechos y garantías de los ciudadanos" que deberían ser "iguales ante la ley". El piquete como acción coactiva y colectiva pretende garantizar ese derecho en la práctica. El Movimiento Piquetero empieza a organizarse a principios del año 1995 (época en que se preparaba la reelección del presidente Carlos Menem) bajo la forma de comisiones de desocupados en el ámbito municipal, en particular en la provincia de Neuquén. La lucha contra el desempleo y la pobreza adquirió con el gobierno de Menem -cuyo ministro de economía era Domingo Cavallo- dimensiones nunca vistas ante las políticas de Privatizaciones, Convertibilidad (paridad del peso con respecto al dólar), Neoliberalismo (libertad de mercado), ausencia en políticas de asistencia social y sindicatos en connivencia con el propio Estado. Esto fue dando marco a nuevas formas de representaciones sociales.
Entre mayo y junio de 1996 los sucesos de las ciudades de Cutral-Có y Tartagal produjeron una protesta con cortes de rutas y caminos contra la empresa de petróleo YPF -ya privatizada- que se prolongó por un mes. El gobierno ofreció Planes Trabajar para desmovilizarlos. A partir de ese mismo año varios grupos de piqueteros surgieron en la zona sur del Gran Buenos Aires repitiendo la misma práctica: cortes de rutas que se levantaban tras la negociación de Planes Trabajar.
Por aquel tiempo, los partidos políticos denominados UCR y el Frepaso se integraron en una nueva fuerza denominada Alianza. Desde mediados de 1997 hasta fines de 1999 la misma concentró un sostenido crecimiento político ante la propuesta de generar un cambio social profundo y consiguió captar la voluntad popular y ganar las elecciones presidenciales terminando así con 10 años de Peronismo Menemista. Pero el fracaso de la Alianza en la gestión de gobierno con Fernando de la Rúa derrumbó las esperanzas de ese cambio social y se generó la gran expansión del fenómeno piquetero. Entonces, el Movimiento Piquetero volvió al primer plano, pero con una proyección política nacional nunca vista; es mucho más que una forma de protesta contra las políticas de gobierno. Pasa del movimiento puramente reivindicativo y de reclamo de asistencia social a formular programas políticos como la re-estatización de YPF y la transformación social de la Argentina e incluso del gobierno de los trabajadores. El Movimiento Piquetero pasó de los cortes de ruta aislados a la huelga general y al plan de lucha nacional; de la organización de los desocupados a incorporar activamente a sectores obreros industriales. Casi ninguno de quienes hoy están a la cabeza del movimiento piquetero tenía una participación dirigente en sus inicios. El ejemplo más claro de esto es el de los piqueteros de las ciudades de Tartagal y Mosconi. Los que hoy están al frente, aunque estuvieron en la lucha desde el principio, son la tercera generación de dirigentes piqueteros. Es el movimiento popular más politizado de la Argentina; en su seno actúan las más variadas tendencias políticas: sectores puramente revolucionarios, nuevas organizaciones sindicales más pluralistas y agrupaciones independientes que luchan en conjunto con un fin en común. Es esta heterogeneidad la que lo ha transformado en el movimiento de lucha más popular de Argentina. Ha pasado a ser un referente para todas las organizaciones de lucha de la ciudad y el campo, y en la medida en que aparece como una autoridad política frente al Estado plantea el poder de los explotados. El fenómeno de los piqueteros es una expresión de la necesidad de un cambio profundo del sector social en Argentina. El centro de la protesta se ha trasladado de los trabajadores sindicalizados a los desocupados, lo que tarde o temprano repercutirá en un recambio de la tradicional dirigencia sindical, desprestigiada ante la opinión pública, por otra con un nuevo perfil menos agremiado y más social. Este texto fue realizado en octubre de 2003 por: Alejandro Costanzo |
4 comentarios
berko -
Jeronimo -
Producto del neoliberalismo? -
nahuel -