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Periodistas

Sietecase y el periodismo argentino

Fue premiado con el Martín Fierro a la mejor Labor Periodística en Radio Del Plata. Reynaldo Sietecase agradeció el galardón y se permitió unos minutos para reflexionar sobre el periodismo. Sin mencionar a nadie en particular realizó un análisis equilibrado, justo y jugado. "Muchos están preocupados por preguntar. No sólo hay que preguntarle al poder político, también al poder económico", opinó. Su discurso generó fuertes críticas de colegas que se sintieron tocados. Un desencajado, egocéntrico y enojado Lanata le respondió desde Radio Mitre: “preguntale vos a Telefónica y a Spolsky que son tu poder económico… Nosotros nos vamos a ocupar de preguntarle a Clarín”. “Él armó su carrera en base a nosotros. Yo lo traje a Buenos Aires y lo puse en radio, en televisión, en gráfica”. “No quiero hablar con Sietecase porque fue un irrespetuoso conmigo”, sentenció Lanata.

Lanata debuta en la TV de Clarín: “está bueno que el canal te apoye”

Lanata: periodista para todo (PPT)                                                                                              Lanata: periodista para todo (PPT)

Luego de toda una trayectoria periodística de oposición al discurso de las corporaciones mediáticas, Jorge Lanata doblegó y realizó su primer debut oficial en el Grupo Clarín el 6 de febrero en Radio Mitre. A mediados de abril comenzará con su programa de televisión los domingos por la noche en Canal 13.

Los gerentes de Programación y de Contenidos, Adrián Suar y Pablo Codevilla controlan celosamente la preproducción de su nueva apuesta en la pelea contra el gobierno y colaboran en los preparativos: “está bueno que el canal te apoye”, enfatizó Lanata.  Aunque se quejó por lo difícil que le resulta conseguir invitados. “Muchos me dicen: seguí así, dale para adelante. Y me palmean la espalda. Pero cuando les pedís que hablen, se abren de gambas”.   

Jorge suele decir que hizo de todo en su profesión. Y eso es verdad: fundó el diario Pagina/12 y fundió Crítica de la Argentina. Promovió como pocos la defensa de los Derechos Humanos pero un día dijo “me tienen harto con la dictadura”. Escribió un libro sobre la historia argentina y hoy apenas recuerda la suya como periodista. Enfrentó a poderes políticos y económicos, pero no dudó en ir a la embajada de EEUU a pedir ayuda para salvar al diario Crítica. Casi en soledad hablaba de lo peor de Clarín: hijos de Noble, Papel Prensa, Héctor Magnetto, el pacto con los militares, el ocultamiento de las torturas, los secuestros y las  muertes, y los negociados y el lobby empresario para destruir a la competencia (otros diarios, otros cables, etc.). Pero de repente dijo muy serio “Clarín es el más débil”. Hoy simplemente se convirtió en su empleado.    

La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser....

El Lanata de hace “10 minutos”:

Sobre Clarín (15 seg.)

Sobre Clarín, la dictadura y Papel Prensa  (15 seg.)

Sobre la Ley de Medios y el Kirchnerismo (15 seg.)

Sobre los dueños de la comunicación en Argentina. Mapa de medios.

 

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Sobre la memoria


Diálogo con Ernesto Tenembaum

Ernesto Tenembaum en Radio Mitre, Grupo Clarín

Nació en La Plata en 1963. Sus padres eran militantes del Partido Comunista y lo llamaron Ernesto porque admiraban al Che Guevara. Asegura no profesar su religión judía ya que se define como agnóstico. En 1987 Horacio Verbitsky lo llevó a Página/12. “Admiro a Horacio porque está en un nivel periodístico y de dignidad superior”, decía algunos años atrás, pero hoy lo llama el “oficialista” de turno y lo compara con Bernado Neustadt. Antes pensaba: “Clarín representa al establishment nacional”. Ahora sostiene que “es una típica empresa argentina”.

En esta charla que mantuvo con Mediatizados, habla también del periodismo, de sus colegas, de “la familia progresista”, del Gobierno, de la Ley de Medios y de la Corpo.       

                                                                             por Alejandro Costanzo

A.C.: -Me gustaría comenzar preguntándote si se puede ser periodista y hacer periodismo en Clarín.

E.T.: -Creo que es difícil hacer buen periodismo en Clarín y en cualquier lado pero por momentos, sí, creo que se puede. Para mí el grupo Clarín es -simplemente- una típica gran empresa argentina. Las grandes empresas argentinas exitosas han conseguido favores de todos los gobiernos, han atravesado todas las épocas del país, inclusive las más horrorosas, y han sido manchadas por ellas. De muchas, el Gobierno no habla -como el Credicoop o el Ingenio Ledesma- porque son sus aliados o socios.

Sin embargo, en todos estos años, muchos periodistas de primera línea, y artistas ni que hablar, han -hemos- trabajado allí y en otras empresas igualmente cuestionables. Castelo, Tato Bores, Quino, Caloi, Magdalena, Guinzburg, Susana Viau, Hermenegildo Sabat, Nelson Castro, Marcelo Zloto, Barragán, Sandra Russo, Tognetti, Gvirtz, María Seoane, todo Página cuando lo compró Clarín y Barone durante la dictadura. Otros colegas, como Aliverti, laburan en medios de Manzano, y otros, como Victor Hugo, laburaron durante largos años para Vigil, que tuvo una complicidad aún más activa con la dictadura militar. 

A.C.: -Estoy de acuerdo con que muchos periodistas y artistas llevan en su currículum la marca de haber trabajado para Clarín o para algún empresario sospechado, inescrupuloso, corrupto. Y que existen aún empresas que han colaborado con la Dictadura y el Gobierno no las cuestiona. 

Lo que me llama la atención es que veas a Clarín como "una típica gran empresa argentina". Vos te formaste en Página/12, un periódico que surgió con la intención de generar una grieta en el discurso de Clarín y La Nación. Fue un grano en el culo y lo consiguió.Lanata era -como repite frecuentemente- uno de los pocos que hablaba cuando nadie lo hacía sobre lo peor del grupo Clarín: los hijos de Noble, Papel Prensa, el pacto con los militares, el ocultamiento de las torturas, secuestros y muertes. Los negociados y el lobby empresario para destruir a la competencia (otros diarios, otros cables, etc.).

Lo escuchaba con tremenda atención y satisfacción aunque sabía que era en vano porque ningún otro diario importante, ningún noticiero o periodista reconocido se haría eco de esa información. Jorge hablaba además del “pacto tácito” que tenían los medios para no dar información que pudiera perjudicarlos y él se jactaba de no ser parte de eso. ¿Por qué pasaba esto. Era -es- Clarín una típica empresa argentina más? ¿Qué cambió para que ahora tengas esta visión?

E.T.: -Creo que uno puede trabajar con dignidad en cualquier lado, si defiende su dignidad y eso lo creí siempre. De hecho, mis amigos de entonces son los de ahora. Y entre los treinta o cuarenta periodistas respetables de este país, todos sabemos quién es quién, quién se vende y quién no, quién es soldado de las empresas o de los gobiernos y quiénes no. Naturalmente, en estos tiempos la familia progresista se rompió: los que siguen al Gobierno están enojados con que nosotros sigamos haciendo periodismo y mucho más en que trabajemos para Clarín. Los entiendo. Este Gobierno ha despertado muchas pasiones y, a veces, es difícil entender la complejidad de los problemas. Ahora no dejan mucho lugar para trabajar. Si laburás en los medios de ellos no podes criticar al Gobierno. Es una vergüenza lo que hacen. Si laburás en los otros medios, donde sí podés criticar, sos cómplice de la corpo.

Pero, insisto, sobre si se puede hacer buen periodismo en Clarín, la respuesta es: muchas veces, sí, como en todos lados. Para muestra ahí está la investigación de Pablo Calvo sobre Glaxo, o la de Daniel Santoro sobre la venta de armas a Ecuador y Perú, o la de Telenoche Investiga y Miriam Lewin sobre el cura Grassi, o la aparición en Canal 13 del programa Kaos, que marcó un hito a nivel continental por la libertad con que se trataban los temas de diversidad sexual, o los programas de Tato Bores.

A.C.: -Yo entendía que tu punto débil, el de Lanata o el de Zlotogwiazda era trabajar para los dueños de América TV pero también tenía certezas -y así se comprobaban- que el periodismo que practicaban era el que venía de Página/12. No defraudaban a nadie que ya los conocía. Pero sobre todo tuvieron la oportunidad de mostrarles a muchos otros, a la sociedad argentina, que otro periodismo mejor era posible. Y esto fue trascendente, importante, único para el periodismo popular de Argentina. El poder los usó y luego los descartó pero ustedes dejaron una huella imborrable en la sociedad. 

E.T.: -Todos creemos que impregnamos a los medios donde trabajamos de nuestro contenido. Muchas veces lo logramos y otras veces no. Somos periodistas profesionales. Trabajamos para empresas. Es injusto asimilar a todo laburante a la empresa donde trabaja, y mucho más sólo a los defectos de la empresa donde trabaja. En los años noventa, cuando muchos de los oficialistas que hoy nos critican nos aplaudían, nosotros laburabamos para Eurnekián, luego para Ávila y luego para Manzano. No elegimos el sistema de medios que existe, pero hemos hecho y hacemos mucho por cambiarlo. Te concedo, por supuesto, que las empresas para las que trabajamos todos son nuestro talón de Aquiles, y depende de nuestra valentía conservar nuestra credibilidad pese a los lugares donde estamos. Por eso, acepto que las dudas son legítimas si están bien planteadas.

A.C.: -Los que trabajamos en comunicación sabemos mucho antes que existiera el Kirchnerismo lo que significa el grupo Clarín para la Argentina. La palabra "mafia" le queda chica. Hace años que ostentan el poder real en el país. Lo padecieron Alfonsín, Menem y De La Rúa. ¿No te parece valioso que un gobierno se haya decidido a enfrentarlos? ¿La Ley de Medios puede llegar a romper esa dicotomía (periodistas de la Corpo y oficialistas) y mejorar la actividad del periodismo?

E.T.: -No va a ser relevante. Lo único que importa es el laburo serio, acá o allá. Nuestro desafío es romper esa dicotomía y hacer buen periodismo. No se si lo lograremos hacer. Pero en eso estamos desde hace muchos años, y no creo que abandonemos esa idea. Y al que se haga menemista, macrista, kirchnerista, binnerista o lo que sea, y le moleste nuestras críticas, tendrá todo el derecho del mundo a desilusionarse y seguir a Gómez Fuentes, Neustadt, Verbitsky, o como se llama el oficialista de cada momento.

A.C.: -¿Pero es lo mismo el viejo decreto de radiodifusión que la nueva Ley de Medios?

E.T.: -No. Pero los cambios no me resultan relevantes y no me gustan para nada los objetivos de la política de comunicación del gobierno y mucho menos el contenido de los medios que maneja. Los medios se hacen laburando, no con leyes.

A.C.: -Bueno, dejemos la Ley. ¿Estás de acuerdo con esta frase de Lanata: "desmonopolizar los medios está bien aunque lo hagan los kirchner"?

E.T.: -Sí.

Lanata, el Titanic del periodismo se hunde por su propio peso

Lanata se hunde por su propio peso

Fue un periodista comprometido con la profesión y los Derechos Humanos. Peleó contra la corrupción del Estado, el poder del Grupo Clarín y la extorsión de Papel Prensa. Su fama se acrecentó durante el gobierno neoliberal de Menem. En esa etapa realizó en su programa Día D investigaciones y denuncias que llegaron a marcar la agenda del periodismo nacional. Siempre habló usando información certera e irrefutable pero hoy se dedica sólo a opinar con débiles argumentos en espacios como: La Nación, Noticias, Perfil, Intrusos, La Cornisa, Clarín, TN y Canal 13. Se muestra irritado, egocéntrico y ofensivo. Sus descalificaciones a respetables colegas son frecuentes. Quienes lo aprecian prefieren no opinar sobre él, aunque se hacen la misma pregunta que muchos otros: ¿qué le pasa a Lanata? 

                                                                                      por Alejandro Costanzo

“Nunca pensé que iba a ser tan viejo”, aseguró en 2010, tres semanas antes de cumplir 50 años. Luego miró a cámara, se tomó unos segundos de silencio y se dirigió  directamente a sus televidentes: “quiero pedirles que me dejen pensar tranquilo”. Su vista osciló entre el público que estaba en el estudio y el que lo veía por Tv, mientras agregaba “¿es mucho pedir? Si yo no les digo lo que pienso, qué carajo hago acá. Quiero que me den la libertad de decírselo y que no me insulten por eso.”, sentenció Lanata.

Durante el año pasado utilizó con frecuencia la editorial de su programa DDT para responder con agresiones personales a colegas y actores que no concordaban con su visión de la realidad. Pero además tuvo las expresiones más contradictorias y polémicas que pusieron en duda su actitud profesional y su credibilidad.

 

El odio a 678

En diciembre de 2009 había dicho en su programa Después de Todo (DDT): “me da vergüenza ajena ver 678 y que ahí haya gente que laburó conmigo”. Para mostrar que sabía de lo que hablaba agregó que “678 es como el TVR desnudo, el TVR a lo bruto, que dicen cualquier cosa”.  Pero durante 2010 repitió con la insistencia del que niega la verdad, haber visto 678 “diez minutos una vez. Te lo juro, creeme”, decía Lanata.

Se encargó de todos y cada uno de los panelistas de 678 utilizando lo que mejor maneja: el lenguaje como arma. Sobre Orlando Barone dijo que “es un pobre viejo acabado” y que le dio ganas de ir a “cagarlo a trompadas” ; evitó mencionar a su conductor Luciano Galende haciendo referencia a él como “un chico que era productor mío en la radio e iba a grabar a Moseñor Laguna”; remarcó con fuerza: “a Sandra Russo yo la llevé a Pagina 12”; agregó con desprecio: “Cabito no sé quien carajo es”; y para finalizar hizo referencia a Carlos Barragán como “el guionista de (Adolfo) Castello”.

Tampoco dudó en calificarlos en su mayoría como periodistas de “tercera o cuarta línea”. Además, dijo que son “cinco analfabetos que insultan al resto del gremio periodístico” y por si quedaban dudas de lo que estaba asegurando los tituló como “ratas de cuarta”.

 

Frases más polémicas

Sus frases más polémicas: “paren de robar con los ‘70”, “me tienen harto con la dictadura” y “Clarín es el más débil en la pelea con el gobierno” fueron certeras puñaladas a quienes siempre lo siguieron porque admiraron su periodismo. Es que su prestigio lo construyó en base al apoyo y difusión de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y por oponerse fuertemente a las corporaciones, sobre todo al multimedio Clarín

Lanata no es un improvisado en el lenguaje. Sabe qué quiere transmitir y cómo decirlo. Escribe sus editoriales y apunta las frases textuales que desea remarcar para no olvidarse. Pero algunos días después de su hartazgo sobre la dictadura dijo -con el enojo del incomprendido- que no hacía falta aclarar que se refería a “la utilización que hacen con la dictadura”. Eso sí, sobre Clarín reafirmó su debilidad.

 

El ataque a actores y colegas

El actor Federico Luppi manifestó su opinión contra Mirtha Legrand. Lanata, quien le dijo a la diva en uno de sus almuerzos “vos sos la más grande”, salió en defensa de ella asegurando que “Luppi es otro vocero oficial”. Con su estilo irónico agregó que “lleva 30 años actuando de sí mismo y ahora se dedica a opinar sobre la moral de los demás” y catalogó a Luppi junto Florencia Peña y Andrea Del Boca como “una nueva casta de gente del espectáculo que bajó de la Sierra Maestra”.

Jorge Fontevechia, dueño de Editorial Perfil y amigo de Lanata, viajó hasta Boston para realizarle una entrevista. Quizá el título sensacionalista “El ‘exilio’ de Jorge Lanata” explique la necesidad del viaje urgente de Fontevechia a EE.UU. Allí se refirió a algunos colegas, entre ellos a Víctor Hugo Morales: “es una lástima lo que le pasó. Era un tipo al que le creía. Pero pienso que lo hace por plata”, aseguró. Aunque olvidó que en 2010 en el programa del periodista Paulino Rodríguez, por Canal 26, Lanata había afirmado que “Victor Hugo no se vendió a nadie. Es un tipo honesto, no me lo imagino vendiéndose. ¿No puede hablar bien y mal de lo que tenga ganas?”

A los pocos días, retornó de su “exilio” y repitió su discurso pero esta vez entrevistado en La Cornisa por Luís Majul. Lanata aseguró que “a Víctor Hugo lo atendieron políticamente” y reflexionó diciendo que “hoy viendo lo que factura en Canal 9 me imagino que lo hace por plata”. Pero no se animó a asegurarlo. Una actitud rara en un periodista que siempre manejó buena información y que algunos años atrás definía a La Cornisa como “un programa de espectáculos”.     

La periodista María Julia Oliván –luego de una entrevista en Perfil- también recibió la bendición de Lanata ya que la minimizó diciendo “una chica que trabajó conmigo y que me insulta”. Además, le recordó que “tiene que terminar el colegio”. Y remató a su colega asegurando que “no tiene ninguna trayectoria, no existe, no tiene formación, sale e insulta”.

Sobre Horacio Verbitsky opina que “fue siempre más un político que un periodista y hoy ejerce funciones políticas”. Lanata dice que “Horacio se siente vanguardia y por eso escribe para doscientas personas”.  

El periodista y conductor del programa Científicos Argentinos, Adrián Paenza, también fue alcanzado por sus afiladas frases. “Se reveló como un talibán del kirchnerismo en la entrega de los premios Martín Fierro", apuntó Lanata.

 

Su debut en Clarín

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Pero lo que llamaría aún más la atención sobre Jorge Lanata fue la actitud que comenzó a tener a partir del 27 de marzo de este año. Luego de una protesta gremial de los trabajadores que impidió la salida del diario Clarín, se prestó -por primera vez- a los micrófonos y las cámaras del multimedio para defenderlo. Fue su periodista estrella durante 4 días. Lo invitaron a opinar por la mañana, al mediodía y a la noche en TN y Canal 13. Además, escribió un artículo para el diario Clarín titulado: “Un silencio que nos afecta a todos”, en el que insistió con la teoría de la censura y obvió por completo el conflicto gremial que generó el problema.

Su debut en el grupo Clarín dejó imborrables huellas. Lanata aseguró que el bloqueo fue uno de los hechos más graves desde el retorno a la democracia y agregó que puede suceder algo peor: “podrían matar a los redactores”. Además, dijo que “tenemos un gobierno que prefiere el silencio” y después de esto podrían “detener periodistas” o también que “un día desaparezcan todos los canales o los programas y todo sea un gran 678”, pronosticó.

A pesar de sus opiniones exageradas y carentes de información precisa, Lanata se atrevió a dar un dato de la realidad cuando dijo que en los hechos del bloqueo a Clarín no había muerto nade. Aunque le sirvió como pie para agregar: “pero murió un poco de la democracia argentina”.

Él asegura que "aunque sean unos hijos de puta, hay momentos en que yo me siento obligado a defender a Clarín”.

 

Lanata hoy

Se lo nota contradictorio, enojado, egocéntrico y dispuesto a atacar al que sea para mostrar su influencia ante la opinión pública. A los 50 años, dice que se siente débil, vulnerable y que está viejo.

Aunque lo niegue todo el tiempo, él parece haber olvidado su propia lucha que lo transformó en un gran periodista. Los hechos son más contundentes que sus palabras. A pesar de que nos enseño a pensar con información y a valorarla, hoy se dedica a opinar casi sin datos fehacientes.

Cree que “libertad es poder decirle a los demás lo que no quieren escuchar” pero ataca al que habla a favor de determinadas acciones del gobierno y a quienes se atreven a criticarlo como periodista.

Quizá la explicación de lo que le sucede se encuentre en otra de sus expresiones: “si yo no me respeto no puedo respetar a los demás”.

Periodistas argentinos: hipócritas útiles

Ser o no ser periodista

"Ser o no ser periodista", es la cuestión del que decide trabajar en la profesión.

La sociedad debe confiar en ellos. Transmitieron tranquilidad y paz durante la dictadura de Videla e  increíblemente infunden miedo en democracia. El discurso único es su eje de acción. Nunca critican a los medios y mucho menos a sus dueños. Su lógica de pensamiento es la autocensura: ocultar los temas que pongan en peligro su trabajo. Su ideología la venden al mejor postor. Buscan fama y prestigio social aunque deban mentir, manipular o tapar información. Tienen la libertad de un títere pero dicen que son independientes. Ahora que la nueva Ley de Medios los puso en evidencia, reaccionan corporativamente por el temor al desprestigio social. Pero ya es tarde, piedra libre a los hipócritas. Este texto no intenta generalizar: al que le cabe el saco que se lo ponga.

                                                                  Por Alejandro Costanzo

"Fingir cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan", dice el diccionario de La Real Academia Española sobre el significado de hipocresía. Esta es la mejor cualidad que, lamentablemente, describe el actuar de muchos periodistas en la actualidad. ¿Cómo llegamos a esta situación? ¿Por qué aquellos en los que debemos confiar traicionan y engañan a la sociedad? ¿Por qué la información es ante todo un gran negocio?

Se para en un lugar de superioridad. Siente que tiene poder y con la información como lanza puede herir a todo aquel que se interponga en sus objetivos. Da y quita la palabra; sugiere y propone con sutilezas; alerta y asusta si es necesario; analiza y dicta sentencia; amenaza y se atreve a gobernar. Si algún ciudadano le tapa el micrófono, la corporación mediática grita "¡se ataca la libertad de prensa!". Sin embargo, durante la dictadura de los 70 nada se decía sobre secuestros, torturas y asesinatos. Tampoco sobre la persecución y muerte a periodistas, intelectuales y artistas.  Lo mismo sucedió en  la década infame menemista: sin el apoyo de los grandes medios de comunicación y sus "prestigiosos" periodistas no hubiesen sido posible el remate de la Argentina y la aplicación de las políticas neoliberales que nos llevaron a la extrema pobreza y la crisis del 2001.

Hipócritas, miserables, mentirosos, traidores, asesinos a sueldo de la información. Ninguno de estos calificativos les queda chico. Pero ahora que el pueblo los comienza a señalar porque ha visto, ha escuchado y ha leído los secretos que durante muchos años se mantuvieron ocultos en la Argentina, los periodistas -esos periodistas- cómplices e impunes comienzan a temblar, se desesperan e inquietan, titubean cuando hablan y todo el tiempo deben dar explicaciones. Juntos corren al congreso en busca de asilo a sus aliados políticos -cómplices también- para decir y alertar, para señalar y asustar: "esto puede terminar con un muerto". Ahora el miedo golpea a su puerta. Dejaron de ser impunes y eso es sano para el país.  

La sociedad reconoce a esos periodistas porque durante años han recorrido las diferentes redacciones de diarios, las radios y los canales más importantes del país. Han dirigido varios de esos medios, de los "grandes" medios. Muchos de ellos tienen doble apellido, una condición que los hace más pulcros, respetables e intocables. Han ganado en un año, lo que un trabajador nunca verá en toda su vida.

El origen del  actual sistema de medios de comunicación de Argentina es siniestro, oscuro y mafioso. Un "gran pulpo" empresario acapara la mayoría de los medios del país. Nadie pudo crecer tanto sin que muchos otros perdieran lo poco que tenían. Mediante la asfixia económica, la competencia desleal y la extorsión destruyeron y absorbieron diarios y revistas, radios AM y FM, canales de TV abierta y por cable de todo el país.  Pero esto no hubiese sido posible sin la ayuda del lobby empresario y los políticos inescrupulosos: gobiernos de facto y democráticos que han canjeado "buena prensa" por negocios magníficos para el "gran multimedio argentino". Una mano lava a la otra y las dos se lavan la cara.

El cofre del pasado, guardado bajo siete llaves, fue abierto por la llave maestra: la nueva Ley de Medios. ¡Bendita llave! Tan esperada por más de  26 años. Ese cofre tiene la verdad, la auténtica,  la que puede cambiar las cosas de raíz: el pacto de los diarios más importantes de Argentina con el dictador  Videla. Pacto que intercambió el negocio del papel por el control de la información. Pacto de sangre porque supone el regalo de dos bebés secuestrados a manos de la dueña del multimedio más grande del país. Pacto y traición porque le quitó al pueblo argentino la posibilidad de informarse con libertad. Pero ahora la verdad más temida y ocultada durante 30 años por los "grandes" multimedios y periodistas, está en la conciencia de la sociedad. Ya no hay vuelta atrás. La verdad se impuso sobre aquellos periodistas que no están acostumbrados a usarla -esa que saben vender por unos cuantos billetes verdes. Nunca les importó lo que significa "la satisfacción moral de un acto de libertad". *

Todos lo saben, pero la mayoría elige callar. Otros, los periodistas más comprometidos con ese oscuro pasado, van más allá y dicen que hoy tenemos "libertad de prensa" y "periodismo independiente".  Pero más bien se debería hablar de libertad de empresa y periodismo conveniente. Una degradación que equipara al periodista con una pancarta, con un manifiesto político, con la propaganda, una cosa que apenas dice lo que sabe que puede decir o simplemente repite lo que le dicen. Entonces, por qué no lo llaman "vocero" en vez de "periodista".

No hay que olvidar a aquellos hombres que durante estos últimos 30 años han luchado para  ejercer un verdadero periodismo. Pocos, apenas una excepción. Han honrado con su trabajo, su ética y su propia vida la profesión del periodista. "Curiosos de la verdad" ** que tomaron en serio la palabra y se propusieron como objetivo "dar testimonio en tiempos difíciles" *. Varios fueron perseguidos, torturados y silenciados con la muerte. Después vino la democracia pero el poder económico absorbió a los medios de comunicación y sometió al periodismo a las leyes del mercado. La noticia pasó a ser un negocio y un poder para los empresarios. El periodista que se atrevía a cuestionar los medios o sus dueños era silenciado en nombre de la libertad de empresa. La mayoría entendió e hizo de la autocensura una práctica cotidiana y necesaria para mendigar empleo.

Aún así, continuaron las excepciones. Hubo hombres que no dudaron en investigar y mostrar lo oculto a la sociedad sin importar sus consecuencias. Siempre son unos pocos los que piensan, analizan y opinan con libertad. Verdadera libertad. Pero casi no se los escucha. El sistema se encarga de silenciarlos o desprestigiarlos para que no sean tenidos en cuenta. Se los hace parecer como la oveja negra del periodismo aunque son el periodismo sincero. Hoy luchan por ejercer su vapuleada profesión ante gigantescos monopolios de comunicación que se imponen. Se resisten a la autocensura, a vender su ideología, a no poder decir simplemente lo que saben o piensan, a traicionar los valores éticos. Lo hacen porque entienden que "la ética es una cadena sin fin que viene desde el comienzo de la Historia" **  Son coherentes, son valientes, son pocos -muy pocos-, pero ellos sí, son dignos de ser PERIODISTAS. 

A esta excepción del periodismo argentino, con la esperanza de que la nueva Ley de Medios les dé la posibilidad de ser la generalidad en el país: muy feliz día del periodista.

 

*  Palabras de Rodolfo Walsh

** Palabras de Osvaldo Bayer

Tres periodistas, tres visiones de la profesión

PRENSA ARGENTINA

Rubén Furman, Eduardo Anguita y Carlos Fanjul cuentan como ven al periodismo en Argentina, desde la dictadura hasta la actualidad. Los pactos secretos entre Clarín, La Nación, La Razón y los militares. El Menemismo y la transformación al actual sistema de medios de comunicación.

 

 Carlos Fanjul, Eduardo Anguita y Rubén Furman                Carlos Fanjul, Eduardo Anguita y Rubén Furman.  (forodecomunicación.blogspot.com)

 

La reunión fue convocada en la ciudad de La Plata para brindar una charla en torno al tema "Medios y Dictadura" *. Cada uno habló sobre su experiencia profesional en aquellos años de plomo en Argentina, pero además aseguraron -con variados matices- que aún hoy se siguen padeciendo los efectos en el periodismo.

Rubén Furman tiene una larga trayectoria. Trabajó en el diario La Razón, Nueva Agencia, DyN, diario Pagina 12 y TELAM.  Con respecto al terreno en el que debe moverse hoy en día un periodista, aseguró que "un tema clásico y de enorme complejidad  es la libertad de prensa y la libertad de empresa; y honestamente, no conozco un periodista que sea totalmente libre". Inmediatamente aclaró, como percibiendo la pregunta que "cuando dicen lo que piensan es porque la empresa los habilita, porque hay un acuerdo o en realidad la empresa encontró a la persona adecuada a sus intereses. Esto es lo que habitualmente sucede".

Por otro lado, se refirió a la responsabilidad que han tenido los gobiernos en la conformación del actual sistemas de medios de comunicación y dijo que "en este sentido, nos podríamos remitir a un proyecto desarrollista de autoabastecimiento de la época de Perón que la dictadura lo continuó porque le sirvió para su política de medios y le permitió establecer una alianza muy fuerte con un núcleo de diarios como Clarín, La Nación y La Razón que se asociaron con los militares en un proyecto estratégico para el autoabastecimiento del papel y fundaron la empresa Papel Prensa S.A. Por aquella época los diarios eran ´la prensa´, pero ahora sólo son una parte".

Eduardo Anguita es periodista y escritor, co-autor de "La Voluntad", sobre la militancia en los ’70 y "Grandes Hermanos", sobre la concentración de medios y poder. Actualmente es director del diario "Miradas al Sur".  En cuanto a la influencia de la dictadura en los medios de comunicación, dijo que "fue un período excepcional en la Argentina, en el cual la constitución no regía y las empresas periodísticas hicieron lo que pudieron". Aunque -en realidad- algunas hicieron lo que pudieron, mientras que otras se acomodaron al poder de facto y así Anguita recordó que "además, se dice que hubo algunos pactos comunicacionales, por lo que ha trascendido que los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble (dueña del Grupo Clarín) son hijos de la dictadura. Se sospecha que no sólo han moldeado la comunicación de una manera perversa (entre Clarín y La Nación) sino que han hecho también un pacto de sangre que si se develase quedarían tan presos como los militares".

Una pregunta surgió del auditorio: -¿No le quita sentido a la profesión periodística el hecho de no poder informar a tiempo para que las cosas cambien?  

-Yo digo que hay que cumplir la profesión en determinadas condiciones. Hoy hay libertad de empresa. Pero el sólo echo de que existan ciertas garantías para el ejercicio del periodismo permite que este oficio tenga validez.

En cuanto a la libertad de opinión en el actual sistema de medios de comunicación, aseguró que "la democracia te permite publicar algo y si el editor te lo cambia tenés derecho a recurrir a un abogado e iniciar un juicio. Si como lector te sentís ofendido porque tergiversaron los hechos tenés derecho a contestar. Esto permite que una sociedad tenga a través de la información la posibilidad de informarse".

Carlos Fanjul es periodista de Radio Provincia de la Ciudad de La Plata, director de la revista La Pulseada y ha recibido el premio a la Ética y como Maestro del Periodismo Deportivo.  Con un lenguaje casi intimista, comenzó diciendo: "siempre estoy en crisis con la profesión y un poco defraudado...Todavía no hemos podido sacarnos de encima las garras comunicacionales que nos implantó la dictadura. Han quedado algunos ´tics´ que nos impusieron por la fuerza en aquella época y hoy pienso que en general hacemos un periodismo bastante cuestionable". Después aclaró que "hay dos terremotos que nos pasaron por encima: la dictadura asesina de los ’70 y el gobierno Menemista. En la primera se nos impuso un riesgo con la vida y en los ’90 el miedo a la subsistencia".

Fanjul piensa que aquella forma de hacer periodismo que instaló la dictadura aún continúa, pero aclaró que "es más sutil, casi imperceptible. Es un terrorismo del bolsillo por el miedo a quedarse sin trabajo. Estas dos etapas (La del ’70 y los ’90) le han dado forma a una realidad periodística que lejos está de haber quedado en el pasado, sino que los efectos mejorados y aumentados durante la década del ’90 los seguimos viviendo y padeciendo en la actualidad".

Sobre el cierre de la charla habló del actual ejercicio de la profesión, haciendo hincapié en que "el desafío es la censura, que es como un camino que se va ensanchando y achicando y a veces nos deja apenas un huequito para pasar. La vigencia de las instituciones hace que sea diametralmente opuesto el periodismo que se puede practicar hoy, con el de la época de la dictadura. Pero en los ’90 se instaló una relación distinta entre empleado y patrón que hace que muchos periodistas condicionen su palabra y su libertad. Esto es una manera muy sutil e indirecta de censura".

 

 

* La charla sobre "Medios y Dictadura" fue organizada por el Foro De Comunicación, en el Centro de Cultura y Comunicación de la ciudad de La Plata (calle 42 entre 6 y 7) en septiembre de 2006.

Dos perfiles, dos intereses

PERIODISMO ARGENTINO

 
J. LanataA Jorge Lanata (foto izquierda) se lo conoce como periodista que dice lo que piensa y lo que sabe sin ocultar nada. Daniel Hadad (foto derecha) trabajó con Neustad, Grondona y Longobardi, y en poco menos de 10 años se convirtió en empresario de medios. Hacen un periodismo totalmente opuesto. Pero: ¿a qué intereses responde cada uno?
D.Hadad
                                                por Alejandro Costanzo

Los programas de televisión Detrás de las Noticias a cargo de Jorge Lanata, como Después de Hora conducido por Daniel Hadad, se emitieron en el 2002 -por América 2- con frecuencia diaria y diferencia de dos horas. La masacre de los piqueteros Kosteki y Santillan no fue un suceso más para ellos. La presencia del sujeto fue relevante tanto en el discurso de Lanata como en el de Hadad. ¿Por qué sucede esto si un hecho se desarrolla de una única manera posible, es decir: tiene una sola verdad? Los intereses económicos e ideológicos son inscriptos por el individuo en el discurso y así la información tendrá el sentido que cada uno se propone. Este análisis muestra algunos de los criterios que se deberían tener en cuenta al momento de informarse, para poder reconocer al periodista que miente o manipula la información.

Biografía mediática de Jorge Lanata

Se lo conoce como periodista de larga trayectoria que se caracteriza por decir lo que piensa y lo que sabe sin ocultar nada. Encarna un periodismo en sí mismo. Él hace su propio periodismo, no trabaja para otros medios o multimedios de noticias que no sean los que creó o con los que tiene un fuerte vínculo ideológico. No maneja empresas, dirige y/o produce sus programas de televisión, diarios o revistas. Ha sido y es el gran contralor del gobierno por poner en evidencia la corrupción, las negligencias o los negociados de altos funcionarios del estado, inclusive el presidente.

Sus denuncias producían tanto eco en la sociedad que al día siguiente de hacerlas públicas los noticieros más relevantes de la televisión abierta de Argentina debían hablar de éstas aunque jamás lo hubiesen querido hacer. El reconocimiento y respeto social le abrieron nuevamente las puertas a la televisión después de haber sido echado del mismo canal (América) por molestar con sus dichos y denuncias los intereses del medio.


Detrás de las noticias

Este programa constaba de 2 partes bien diferenciadas. Los primeros 10 ó 15 minutos los utilizaba el propio Jorge Lanata (plano corto, hasta la mitad del tórax y mirando a cámara) para desarrollar la sección editorial. Esto se podría definir como la presentación del programa que marcaba el tema que en general iba a tratar en la mayoría de los bloques. Luego comenzaba el desarrollo.

Contaba con un grupo de periodistas con los que iba compartiendo los bloques o parte de ellos para tratar los distintos temas.
La escenografía poseía varios sectores con tarimas y mesas escritorio. Lanata solía caminar, estar parado o sentado en distintos lugares. Se establecía un "encuentro" en un sector de la escenografía con el periodista que sabía o había investigado sobre determinado tema y comenzaban a abordarlo con la inclusión de distintas modalidades, como por ejemplo: "Informes", "Notas", "Móviles", "Entrevistas" y "Debates". En general, hacía participar a todas las partes involucradas en determinado suceso o conflicto, ya fuera del propio gobierno (aunque en algunos casos no accedía), periodistas, testigos, personas o personajes conocidos de la televisión, etc.

Lo que enriquecía aun más el programa era que, aunque Lanata fuese el conductor y estaba ante cámara a solas con un político involucrado, daba participación a cualquiera de los periodistas que se encontraban detrás de cámara para realizar una pregunta, acotación u opinión. Esta irrupción desestructurada permitía que el espectador se sintiera satisfecho porque el entrevistado era "atacado" en el momento justo por una repregunta o cuestionamiento que posiblemente se le podría haber pasado a Lanata.

Era un programa periodístico que tenía una pauta en base a los temas que se iban a tratar y los tiempos que le dedicarían a cada uno. Pero lo podríamos definir como un programa dinámico y abierto puesto que, por un lado, casi siempre había invitados, móviles en vivo y llamadas telefónicas pautadas o no para el tratamiento de un tema de información. Por el otro, si eventualmente hubiese sucedido algo en el transcurso del programa, que merecía ser informado a la población se desvíaban los recursos y el tiempo en ese tema.


Biografía mediática de Daniel Hadad

Empezó a conocérselo en los medios por los programas periodísticos que realizó junto a Marcelo Longobardi. Los mismos se vinculaban fuertemente con los que han hecho juntos -y luego por separado- Bernardo Neustadt y Mariano Grondona por ser similares en la estética y dinámica interna, temas tratados, relación con el poder económico y gubernamental, periodismo en su mayor parte de opinión, etc.

Daniel Hadad comenzó a tener un importante crecimiento económico durante el gobierno de Carlos Menem hasta convertirse en un empresario dueño de varios medios, como: FM News, FM Mega, AM Radio 10, Diario Infobae, revista La Primera y Canal 9, entre otros. Su relación con el poder político y económico es conocida. Es amigo del ex presidente Carlos Menem, tiene relación comercial con Mauricio Macri, con Ávila -conocido como el empresario del fútbol y dueño mayoritario de Canal 2 "América"- y también con Eurnekián, el empresario dueño de "Aeropuertos Argentina 2000". Posee vínculos con el F.M.I. y relaciones con la Embajada de los Estados Unidos en Argentina.

Los intereses políticos y económicos son parte de su entorno y le han brindado su poder económico y la posibilidad de montar distintos medios de comunicación para difundir estratégicamente la información que beneficia sus intereses. Esto le valió un fuerte rechazo de personas, personajes y/o programas que lo tomaron como un mal ejemplo de un profesional del periodismo.

Después de Hora

Era un programa regido estrictamente por una pauta metodológica. Tienía dos componentes fundamentales: "los bloques" -espacio en donde se hablaban, discutían o elaboraban los temas de información- y "las síntesis, compactos o informes" -estructuras construidas con imágenes, locución en off y cortinas musicales- En general no se incluían "Móviles", "Entrevistas" ni "Comunicaciones telefónicas".

Se podría decir que era un progama estático o cerrado, puesto que todo lo que se decía o se mostraba no estába librado al azar.

La escenografía constaba de sólo un sector en el que se encontraba la única mesa escritorio. En el centro y de frente al televidente se ubicaba D. Hadad. Lo acompañaban otras cuatro personas que se sentaban -dos a su izquierda y dos a su derecha- del otro lado de la mesa casi de espaldas al televidente, ya que ésta tenia forma de media luna.

Hadad era el conductor del programa, era quien tenía y brindaba la palabra a cada uno de sus columnistas. Solían producirse pequeños debates en referencia a un tema determinado, pero las ideas siempre tendían hacia un mismo lado, es decir: había consenso unánime en la opinión.

Generalmente Hadad utilizaba el primer bloque para implementar un recurso que generaba en el televidente la sensación de haber encontrado una "receta" capaz de resolver determinadas situaciones de conflicto o controversia. Entonces seleccionaba un determinado texto, como podía ser un fragmento de una película, una frase dicha por alguien reconocido, elementos simbólicos, etc. e intentaba transmitir su idea por medio de una elaboración analógica o deductiva del material tomado. Después lo trasladaba a la información más importante o de mayor repercusión del día, sumándole así un aspecto ideológico a la noticia que llenaba el espacio de pensamiento e interpretación del televidente.

Se han podido apreciar dos exponentes claramente opuestos en cuanto a la forma, el sentido y la noticia que construye cada uno para transmitir el material informativo a la sociedad. Evidentemente la información que daba cada uno respondía a intereses muy diferentes, ¿pero a cuáles?, ¿a quién o a quiénes beneficiaban?

Tomando como base la historia mediática de Hadad y Lanata se puede notar que los mecanismos elegidos para construir los espacios informativos de la realidad, generan diferentes discursos -formas y sentidos- en la construcción de la noticia, que se corresponden con la ética profesional y la ideología de vida. Esto nos permite discernir entre el gran volumen informativo, cuál es la noticia más veraz y cuál está siendo manipulada.

Al seguir el desarrollo de los sucesivos programas y las novedades informativas que se fueron dando entorno a "la masacre de los piqueteros", se pudo corroborar que la mesura, transformada casi en carencia informativa -que tuvo más preguntas que afirmaciones- de Jorge Lanata, tenía un sentido: la búsqueda de la verdad. Y sus dudas comenzaron a tener respuesta cuando se descubrió que la policía tuvo que ver con la muerte de los piqueteros. Pero Hadad jamás pudo aceptar este descubrimiento, porque por defender intereses económicos y políticos se desbordó con la información tergiversándola para poner a los piqueteros ante la sociedad como asesinos y delincuentes, y a la policía como víctima de los sucesos.

Decidir a quién entregarle el valor de "verdad" para que nos narre los hechos de la actualidad es una de las formas de empezar a cambiar las malas costumbres de hacer periodismo.