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Mediatizados.com.ar - los intereses detrás de los multimedios

Frecuencias radiales: un bien público mal repartido

La distribución de frecuencias radiales permite medir el grado de libertad de expresión

                                                                             por * María Pía Matta

He visto con estupor como en Chile la desigualdad se expresa en los medios de comunicación y más específicamente en la distribución de frecuencias de  radios. Hace un par de días, una nota de TVN volvía a reducir el rol de las radios comunitarias a un lugar social secundario, situándolas  bajo el estigma de “pocas, pequeñas y pobres”, noción lamentablemente ratificada con la entrada en vigencia de la nueva legislación que regirá a estos medios.

La justa distribución de frecuencias radiales es un principio orientador con el que se mide el grado de libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos en un país. Cuesta pensar así: es más fácil ver las frecuencias radiales como un bien de consumo, que se rijan por las leyes de mercado y, tal como en la educación, en la salud y otros sectores, pareciera ser más cómodo y conveniente prescindir de  toda regulación. 
 
En mi ejercicio como presidenta de AMARC, la Asociación Mundial de Radio Comunitarias, he conocido la situación de las radios comunitarias en distintas partes del mundo. Los grandes debates de hoy están centrados en la aplicación de parámetros de libertad de expresión y derechos humanos, de modo de garantizar y abrir espacios en el sistema de medios a aquellos que surgen de las comunidades y de la sociedad civil. Chile avanza en dirección contraria a estas tendencias y con bajos estándares, demasiado bajos para la calidad de democracia a la que aspiramos. 
 
Durante todos los gobiernos  de la Concertación no existieron políticas encaminadas a corregir esta situación y, al contrario, las distintas administraciones desde 1990 han  gobernado más bien para liberalizar este “mercado”. Cuando han legislado, lo han hecho en favor de los empresarios de la radiodifusión y lamentablemente, en ocasiones, directamente en contra de la radiodifusión comunitaria. Así fue en 1994 con la aprobación del artículo 36B(a) de la Ley General de Telecomunicaciones, que persigue y penaliza  la radiodifusión comunitaria sin concesión. 
 
Así las cosas, estamos con un espectro de frecuencias radiales  rígido, concentrado  y brutalmente desigual en su distribución, que favorece en un 97%, si es que no en más, al sector privado de la radiodifusión y además establece penalidades de cárcel a quienes transmiten sin autorización.
 
En 2007, durante el Gobierno de Michelle Bachelet, fue presentado el proyecto de ley que crearía los servicios de radiodifusión comunitaria y ciudadana, en cuyo mensaje se prometió el reconocimiento al sector comunitario en la radiodifusión y explicitaba como finalidad dar respuesta a las necesidades de la ciudadanía para expresarse libremente y contar con medios de comunicación para ello. El articulado propuesto y aprobado resultó estar bastante alejado del espíritu del mensaje.
 
Pero quizá lo más complejo fueron las operaciones políticas establecidas en 2009 para la tramitación de esta ley, donde finalmente la luz verde la terminó otorgando el gremio de los empresarios de la radiodifusión agrupados en ARCHI.
 
Con la publicación del reglamento para la entrada en vigencia, se explicitaron las dificultades: la ley que prometió un mezquino aumento de potencia de 1 a 25 watts, ampliación de la altura de las antenas y menciones publicitarias restringidas, no se podrá aplicar. En el segmento de espectro asignado para las radios comunitarias sólo hay espacio para que los actuales concesionarios de radios de mínima cobertura, mantengan su esmirriado watt (1) de potencia.  
 
¡Todo mal! una ley de radios comunitarias restringida, alejada de los estándares internacionales de derechos humanos y libertad de expresión, ahora se aplica con más restricciones, bajo la férrea vigilancia de los empresarios asociados gremialmente, para asegurar que no se aleje ni un sólo milímetro de las normas que quedaron atadas  y bien atadas. 
 
Esto puede y debe cambiar, las voces críticas de la primera hora, entre las que se cuenta AMARC, deben ser escuchadas.  
 
* María Pía Matta, Presidenta AMARC (Asociación Mundial de Radios Comunitarias http://www.amarc.org/ )
Texto publicado el 22 de noviembre de 2011 en www.elquintopoder.cl

Candela nunca importó

Las corporaciones mediáticas: manipulación y mentira

Fueron los diez días más largos. Los medios ocuparon sus principales espacios con la desaparición de Candela Sol Rodríguez. La televisión destinó el equivalente a tres días y medio de transmisión ininterrumpida. Cuando se conoció la muerte de la niña de once años varios canales salieron en una virtual cadena nacional que mostró a su madre mientras reconocía el cadáver. Después, todas las miradas se posaron con bronca sobre el rol de los medios y la prensa argentina.

                                                                           por Alejandro Costanzo

Como aves de rapiña acostumbrados a comer de la desgracia ajena; dispuestos a transformar una tragedia en un negocio de información; maestros de la manipulación y la mentira para lograr un show y un shock mediático; incapaces de guardar un dato que proteja la vida humana. El trágico final de la menor hizo suponer que la fuerte exposición mediática precipitó su muerte.

La organización Missing Children contabiliza 187 chicos que están siendo buscados hoy en Argentina. ¿Por qué el caso de Candela tuvo tanta trascendencia? Su mamá  transformó la angustia y la desesperación en pelea con su cuerpo, con su voz y con la ayuda de sus vecinos que se sumaban minuto a minuto. En términos mediáticos  esta situación es tomada como el condimento necesario que inicia la avalancha informativa. Basta con recordar el caso Bloomberg.

Los móviles de televisión se atornillaron en la puerta de la casa de Candela y hubo prensa para todos los gustos. Algunos transmitían sólo cuando surgía algo nuevo para decir. Varios aplicaron el periodismo de búsqueda e inquisición: revolvían el vecindario y señalaban posibles secuestradores de la niña. El reality tampoco faltó: un cronista de TV se peleó en vivo con un vecino que lo había oído decir barbaridades de él -unos minutos antes- por la tele de su casa. Otros pocos, aunque con fuerte influencia multimediática en la opinión pública trataron de politizar el caso.

Esta fuerte exposición mediática instaló la búsqueda de la niña como una causa nacional y forzó de modo indirecto una reunión estéril entre la mamá de Candela y la presidente. De otro modo la prensa que hace oposición al gobierno hubiese tenido una excusa más para manipular el caso a su favor.

A toda esta situación se sumó el “48 horas por Candela”. Convocado con la mejor intención por el titular de Red Solidaria, Juan Car, quien reunió a un grupo de famosos en líneas telefónicas para tratar de obtener algún dato que permitiera encontrar a la nena. Esto también fue explotado por los medios de manera obsesiva con presencia permanente en las pantallas, sobre todo de aquellos que persistían en forzar una la doble intención económica y política.

Después de que se conociera el trágico desenlace, el actor Pablo Echarri manifestó haber sentido bronca y un poco de culpa por su participación del “48 horas por Candela”. Aunque cuando se supo que Candela había muerto antes de esta acción Echarri dijo: “dentro del dolor que tenía, me sentí un tanto aliviado”.  Él cree que la sobre exposición del tema en los medios “definitivamente” no ayudó demasiado.

Juan Car de Red Solidaria, enfatizó que “no es común que en Argentina un chico se pierda y menos común que lo secuestren porque ahora hay un pánico que a algunos le interesa mover” en obvia referencia a la desmesura informativa y a la manipulación generada por algunos medios. Según Missing Children los chicos sustraídos por personas ajenas a la familia representan sólo un 9,8%. De un promedio de 500 niños que se pierden en todo el país por año, el 91% son encontrados.

Por otro lado, el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti aseguró: “tenemos que discutir entre todos y hacer un protocolo (periodístico) porque no puede haber tanta información que después frustre el resultado de una investigación”. Y agregó: “una cosa es informar y otra son los límites. No se trata de negarla sino de  resguardar los buenos resultados”.

En nombre de la “libertad de expresión” los multimedios esconden sus verdaderas intenciones. Han estructurado un sistema que les permite controlar y moldear la información a su antojo. No les interesa qué sucede, sino qué pueden hacer con eso: cómo explotarlo económicamente o a quién presionar en lo político.

Muchos periodistas con buenas intenciones estarían de acuerdo en plantear un protocolo que los autorregule, que ponga pautas claras en el modo de llevar adelante su profesión. Un código de ética que de ningún modo afectaría la libertad de expresión. El problema son los dueños de las corporaciones mediáticas que presionan, amenazan y coartan libertades  para que eso no suceda, como lo hicieron con la Ley de Medios. A ellos no les interesan el periodismo, la ética ni su país. A ellos la vida de Candela nunca les importó.

Cristina no ganó

Cristina no ganó

A pesar de haber obtenido más de un 50 por ciento de los votos y una diferencia de casi 38 puntos con el segundo, decir que CFK ganó es hacer un pobre y equivocado análisis de la realidad argentina.

Si bien se trataron de elecciones primarias, es probable que estos números se repitan o se acreciente la diferencia en favor de la presidente cuando se realicen las definitivas el 23 de octubre. Pero esto ya no es lo más importante.

                                                                                 por Alejandro Costanzo

El conflicto con el Campo que se desató en 2008, no fue una simple pelea entre un sector productivo y el Gobierno, sino la confrontación ideológica de dos visiones políticas distintas que intentaban conducir al país. Eran dos Poderes que disputaban el liderazgo de Argentina. Uno, el que votó la sociedad, el gobierno, con el derecho moral y la obligación para hacerlo. El otro, el que se oculta, el que nadie vota, con la inmoralidad histórica para imponerse.

Detrás de la expresión “el Campo” disparada intencionalmente por los medios de comunicación, se encolumnaban los grupos de poder acostumbrados a gobernar la Argentina desde las sombras. Grandes terratenientes dueños de miles de hectáreas, varias familias empresarias argentinas y multinacionales extranjeras. Celosos  guardianes de sus intereses, los de EE.UU. y el FMI. Todos ellos, reunidos bajo el paraguas protector y el fuego discursivo de los multimedios de comunicación.

El poder productivo junto al económico, externo e interno, aliados al poder mediático que ostenta la hegemonía informativa, conformaron una estructura nefasta para un país. Un modelo que se reprodujo en toda Latinoamérica y la condenó a la pobreza, la violencia y la sumisión política. Basta con revisar la historia “no oficial” como la que relata Eduardo Galeano en su libro documental Las venas abiertas de América Latina, un manual que debería ser parte de la educación en las escuelas.   

La disputa con el sector del agro no hizo más que precipitar las políticas de fondo del Kirchnerismo. Se inició así desde el Ejecutivo un proceso de profundo y constante cambio mediante el impulso de leyes y resoluciones que desarmaron parte de esa estructura perversa del Poder oculto y mejoraron la calidad democrática.   

La resistencia fue feroz: toda la artillería mediática se dispuso contra el gobierno y cada una de sus políticas. Día a día desde aquel conflicto por más 3 años se intentó desgastar la imagen de la presidente. Cerca de 300 medios en todo el país -y muchos otros aliados- manejados por una sola corporación mentían, manipulaban y tergiversaban los hechos en defensa de sus propios intereses políticos y económicos.

En septiembre de 2009 la adhesión al gobierno había caído al 20 por ciento. Pero la Ley de Medios permitió abrir algunas grietas en el discurso único de las corporaciones informativas. Por primera vez los argentinos accedían a verdades ocultadas por más de 30 años, se pudo ver la hipocresía del periodismo y de ciertos periodistas. Se develaron las relaciones de sumisión de políticos ante los grupos mediáticos y las complicidades con la dictadura.   

Cristina Kirchner fue votada por todas las clases sociales: obtuvo la mayoría en 23 de 24 provincias; lideró en los grandes centros urbanos, inclusive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; predominó en las zonas del Campo y arrasó en el conurbano bonaerense. El 50,07 por ciento sorprendió al propio gobierno y mostró la impotencia de una oposición política que pagó un alto costo por defender los intereses de los mutimedios.

La realidad, esa que los medios están acostumbrados a inventar como le venga la gana, fue más fuerte. Por primera vez los multimedios son los grandes perdedores. Partidos políticos encubiertos que moldean y ponen en jaque a la democracia. Pero esta vez la democracia granó. Esta vez se impuso la voluntad genuina del pueblo. Esta vez ganó Argentina.

Operación Zaffaroni

Los grupos mediáticos Perfil, Clarín y La Nación intentan desprestigiar a Zaffaroni

El juez de la Corte Suprema de Argentina, Eugenio Zaffaroni ha sido víctima de una campaña de información en su contra cuyo único objetivo es desprestigiarlo. Esta operación mediática se inició en la Editorial Perfil y luego fue replicada fuertemente por los grupos Clarín y La Nación.  Ante este hecho surge –una vez más- un fuerte cuestionamiento a los periodistas, al rol de la prensa y a los multimedios que tienen la capacidad de imponer lo que se debe contar a la sociedad. Creemos necesario que existan manifestaciones desde distintos ámbitos. Este domingo 7 de agosto se publicará una solicitada en los diarios Página/12 y Tiempo Argentino, promovida por los periodistas Cynthia García y Bruno Bimbi. Desde Mediatizados respaldamos con nuestra firma todo lo dicho en la declaración de periodistas que pueden leer a continuación.

                                                   Alejandro Costanzo, Editor de Mediatizados   

 


Zaffaroni: declaración de periodistas


En los últimos días, los diarios Perfil.com y Libre —del mismo grupo editorial— han pretendido instalar la idea de que el reconocido jurista Eugenio Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, regentea prostíbulos. Con el tono característico de la prensa amarilla, partiendo de un dato aparentemente cierto (que en algunas propiedades del juez, alquiladas por terceros/as a través de una inmobiliaria, había mujeres que ejercían la prostitución), luego distorsionado por completo, estas publicaciones prácticamente le imputaron al Dr. Zaffaroni responsabilidades delictivas, nunca precisadas, además de poner en duda su honestidad, llegando al extremo de iniciar esta campaña de desprestigio titulando: "El puticlub del juez". A partir de allí, nuevos artículos en ClarínLa Nación y otros medios dieron continuidad a la instalación de esa idea, transformándola en una bola de nieve que continuaba creciendo y ensuciando a una persona honesta.

A los y las abajo firmantes no se nos escapa el rol que cumple Zaffaroni en esta sociedad y en este momento de la democracia argentina. Como abogado, jurista, profesor y doctrinario del Derecho, legislador y constituyente, ha sido siempre un fiel defensor de las garantías constitucionales, los valores democráticos, la protección de los más débiles y la igualdad de derechos. Como juez de la Corte, ha escrito y/o firmado fallos de enorme trascendencia en materia de libertades individuales, derechos de los/as trabajadores/as y de las minorías, fin de la impunidad del Terrorismo de Estado, protección de los derechos humanos y defensa del medio ambiente, entre otros temas.

A lo largo de su intachable y reconocida trayectoria, que incluye decenas de libros, décadas de docencia y el reconocimiento como doctor honoris causa de decenas de universidades de todo el mundo, Zaffaroni ha cuestionado el discurso represivo, la discriminación y la estigmatización de grupos sociales, la criminalización de la pobreza, el uso selectivo del poder punitivo del Estado, la corrupción y el autogobierno policial, y ha aportado al debate social sobre la seguridad pública lúcidas y valientes consideraciones. Su último libro, "La palabra de los muertos", es un brillante ejemplo de esto último, tan necesario en tiempos en los que la "criminología mediática", como él la llama, instala falsos debates sobre la seguridad y el derecho penal y lleva a la implementación de políticas públicas demagógicas, ineficaces y perjudiciales para la democracia.

Creemos que eso es lo que está en juego en esta campaña de desprestigio: detrás de los titulares escandalosos y malintencionados está el objetivo de que Zaffaroni renuncie a su cargo como juez de la Corte Suprema. Detrás de quienes pretenden condenarlo sin pruebas a través de las páginas de medios sensacionalistas, ya comienzan a asomar los rostros y los nombres de algunos de los sectores reaccionarios a los que nunca les gustó que Zaffaroni estuviera en la Corte. No podemos pecar de “imparciales” frente a estos hechos, que tienen que ver con la ética de nuestra profesión, pero aún más con la defensa de un Estado de derecho respetuoso de las garantías constitucionales y los derechos humanos.

El objetivo de sacar a Zaffaroni de la Corte se hace cada vez más evidente con el correr de los días, y llegó a ser explicitado por el candidato Ricardo Alfonsín, que reclamó públicamente al juez “dar un paso al costado”. Mientras tanto, en las redes sociales, el jefe de redacción de Libre —el diario que lideró la campaña contra el juez— lanza todo tipo de acusaciones en su contra, resucitando inclusive viejas imputaciones ya demostradas en su falsedad en el momento de ser nombrado Zaffaroni juez de la Corte en 2003, tras sus contundentes respuestas en la histórica audiencia pública que precedió a la votación de su pliego, la primera en la que un candidato a juez del máximo tribunal pasó por el novedoso sistema establecido por el decreto 222 de ex presidente Néstor Kirchner, que dio lugar a la Corte de lujo que hoy tiene nuestro país. 

Como trabajadores y trabajadoras de prensa, no podemos callarnos cuando un sector del periodismo se pone al servicio de este tipo de maniobras. Y creemos que esta situación debería servir para abrir un debate sobre la ética de nuestra profesión. Es el momento de replantearnos qué estamos haciendo con este oficio por el que muchos se jugaron la vida.

No creemos que la libertad de expresión deba ser bastardeada de esta forma, transformando medios de comunicación en medios de difamación y calumnia. Una de las personalidades más prestigiosas de Latinoamerica ahí está, sometido en medio de una campaña electoral a una especie de tribunal de inquisición mediático dominado por el amarillismo y la mentira.

Por eso, los y las periodistas abajo firmantes expresamos nuestra solidaridad con el doctor Zaffaroni y convocamos a nuestros/as colegas a pensar colectivamente lo que entendemos por periodismo y los valores éticos que deberían guiarnos en el ejercicio de nuestra profesión.

 

FIRMADO POR: Víctor Hugo Morales, Cynthia García, Bruno Bimbi, Roberto Caballero, María Sucarrat, Gustavo Cirelli, Daniel Tognetti, Maximiliano Montenegro, Mariana Montero, Hernán Brienza, Eduardo Aliverti, María Seoane, Sandra Russo, Adrián Murano, Luis Tonelli, Alfredo Zaiat, Vicente Battista, Liliana López Foresi, Nora Veiras, Andrés Osojnik, Andrea Recúpero, Luciana Peker, Santiago Varela, Alejandro Wall, Claudio Mardones, Wences Rubio, Ana von Rebeur, Gabriela Carchak, Alejandra Dandan, Mariano Blejman, Marta Dillon, Mariana Moyano, Vicente Muleiro, Ezequiel Fernández Moores, Eduardo Fabregat, Oscar González, Abelardo Vitale (Mendieta), Horacio Cecchi, Florencia Peña, Mauro Federico, Orlando Barone, Roxana Barone, Ramón Chao, Pablo Robledo, Alberto López Girondo, Fernando Amato, Rodolfo Palacios, Juan José Panno, Liliana Hendel, Mariana Carbajal, Daniel Riera, Gabriela Vulcano, Mariana Enríquez, Federico Poore, Florencia Halfon-Laksman, Javier Romero, Adrián Di Nucci, Ana Clara Pérez Cotten, Ángela Larena, Alfredo Grieco y Bavio, Daniel Mariatti, Elio Brat, Juan Carlos Bettanin, Lucas Carrasco, Edgardo Esteban, Mario Burgos, Pablo Méndez Shiff, Pablo Wittner, Alejandro César Agostinelli, Marta César, Julio Rudman, Alfredo Simón, Gabriela Pepe, Lenny Cáceres, Federico Sierra, Juan Tauil, Gustavo Pecoraro, Javier Rombouts, Daniela Pasik, Gabriel Stekolschik, Nicolás Fiorentino, Guillermo Falciani, Pablo Marchetti, Dante López Foresi, Fernando Sánchez, Valeria Parente, Sandra Castillo, Pablo Lozano, Doris E. 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Basso, Marcelo Manuele, Isauro Martínez, Cecilia Fumagali, Paula Niccolini, Lalo Puccio, Marcelo Chelo Ayala, Telma Luzzani, Ramiro Rearte, Demián Verduga, Camila Matrero, Alejandro Caravario, Rady Piraccini, Víctor Cagnin, Florencia Basso, María Itumelia Torres, María Eva Guevara, Ariel Lijalad, Gabriel Morini, Martín Canay, Marcelo Pascuccio, Nora Sánchez, Fabiana Segovia, César Ferri, Raúl Arcomano, Celeste del Bianco, Luciana Mazza Toimil, Martín Fedele, Hernán Lascano, Néstor Busso, Luciano Ruiz, Paola Irurtia,  Leo Graciarena, Paola Irurtia, Leo Graciarena, Hugo Gulman, Ángel Berlangaradar, Katy García, David Thomson, Alejandro Ariel Goldin, Marcelo Cena, Cecilia Cortez, Oscar Guisoni, Juan Carlos Downes, Gisella López, Nicolás Zalcman, Ricardo Gotta, Paulina Carreño, Javier García Alfaro, Santiago Picciani Martinez, Miguel Mendoza Padilla y siguen las firmas...

 

 

Esta solicitada será publicada el domingo 7/8 en Página/12 y Tiempo Argentino. Agradecemos a los colegas que puedan ayudarnos en la difusión. Muchas gracias. // Cynthia García (cynthiaga@hotmail.com); Bruno Bimbi: bimbi@gmail.com, Tel.: +5521 8358 0487 (celular de Brasil). http://bbimbi.blogspot.com

Conmigo no, Clarín

 

Pérez Esquivel: 'Los periodistas de Clarín tergiversan mis declaraciones' 

Pérez Esquivel: "Los periodistas de Clarín tergiversan mis declaraciones"

El martes 12 de julio, en su edición impresa, el diario Clarín publicó una nota relativa al caso de los hijos de Ernestina Noble en la que me asociaba a Elisa Carrió y Norma Morandini en un mismo reclamo de disculpas a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner por haber criticado actitudes de la familia Noble.

Mientras el título decía "Esperan que Cristina se disculpe por sus críticas" junto a una foto mía, el contenido de la cita extraída de declaraciones mías no indica ningún reclamo hacia nadie en particular sino un llamado a tener un trato respetuoso con los jóvenes como con cualquier otro joven en situación similar evitando manipulaciones políticas que puedan perjudicar la obtención de la verdad.

No es la primera vez que esta corporación mediática utiliza mi nombre y mi foto para fortalecer sus objetivos políticos tergiversando información o mintiendo.

La verificación de la identidad de Felipe y Marcela como la de tantas personas que han indagado sobre su pasado es otro paso importante como sociedad hacia la verdad y la justicia.

              Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz - 13 de julio de 2011

 

La nota del diario Clarín que motivó la respuesta de Pérez Esquivel: "Esperan que Cristina se disculpe por sus críticas"

Fuente: http://www.adolfoperezesquivel.com.ar/

Lanata, el Titanic del periodismo se hunde por su propio peso

Lanata se hunde por su propio peso

Fue un periodista comprometido con la profesión y los Derechos Humanos. Peleó contra la corrupción del Estado, el poder del Grupo Clarín y la extorsión de Papel Prensa. Su fama se acrecentó durante el gobierno neoliberal de Menem. En esa etapa realizó en su programa Día D investigaciones y denuncias que llegaron a marcar la agenda del periodismo nacional. Siempre habló usando información certera e irrefutable pero hoy se dedica sólo a opinar con débiles argumentos en espacios como: La Nación, Noticias, Perfil, Intrusos, La Cornisa, Clarín, TN y Canal 13. Se muestra irritado, egocéntrico y ofensivo. Sus descalificaciones a respetables colegas son frecuentes. Quienes lo aprecian prefieren no opinar sobre él, aunque se hacen la misma pregunta que muchos otros: ¿qué le pasa a Lanata? 

                                                                                      por Alejandro Costanzo

“Nunca pensé que iba a ser tan viejo”, aseguró en 2010, tres semanas antes de cumplir 50 años. Luego miró a cámara, se tomó unos segundos de silencio y se dirigió  directamente a sus televidentes: “quiero pedirles que me dejen pensar tranquilo”. Su vista osciló entre el público que estaba en el estudio y el que lo veía por Tv, mientras agregaba “¿es mucho pedir? Si yo no les digo lo que pienso, qué carajo hago acá. Quiero que me den la libertad de decírselo y que no me insulten por eso.”, sentenció Lanata.

Durante el año pasado utilizó con frecuencia la editorial de su programa DDT para responder con agresiones personales a colegas y actores que no concordaban con su visión de la realidad. Pero además tuvo las expresiones más contradictorias y polémicas que pusieron en duda su actitud profesional y su credibilidad.

 

El odio a 678

En diciembre de 2009 había dicho en su programa Después de Todo (DDT): “me da vergüenza ajena ver 678 y que ahí haya gente que laburó conmigo”. Para mostrar que sabía de lo que hablaba agregó que “678 es como el TVR desnudo, el TVR a lo bruto, que dicen cualquier cosa”.  Pero durante 2010 repitió con la insistencia del que niega la verdad, haber visto 678 “diez minutos una vez. Te lo juro, creeme”, decía Lanata.

Se encargó de todos y cada uno de los panelistas de 678 utilizando lo que mejor maneja: el lenguaje como arma. Sobre Orlando Barone dijo que “es un pobre viejo acabado” y que le dio ganas de ir a “cagarlo a trompadas” ; evitó mencionar a su conductor Luciano Galende haciendo referencia a él como “un chico que era productor mío en la radio e iba a grabar a Moseñor Laguna”; remarcó con fuerza: “a Sandra Russo yo la llevé a Pagina 12”; agregó con desprecio: “Cabito no sé quien carajo es”; y para finalizar hizo referencia a Carlos Barragán como “el guionista de (Adolfo) Castello”.

Tampoco dudó en calificarlos en su mayoría como periodistas de “tercera o cuarta línea”. Además, dijo que son “cinco analfabetos que insultan al resto del gremio periodístico” y por si quedaban dudas de lo que estaba asegurando los tituló como “ratas de cuarta”.

 

Frases más polémicas

Sus frases más polémicas: “paren de robar con los ‘70”, “me tienen harto con la dictadura” y “Clarín es el más débil en la pelea con el gobierno” fueron certeras puñaladas a quienes siempre lo siguieron porque admiraron su periodismo. Es que su prestigio lo construyó en base al apoyo y difusión de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y por oponerse fuertemente a las corporaciones, sobre todo al multimedio Clarín

Lanata no es un improvisado en el lenguaje. Sabe qué quiere transmitir y cómo decirlo. Escribe sus editoriales y apunta las frases textuales que desea remarcar para no olvidarse. Pero algunos días después de su hartazgo sobre la dictadura dijo -con el enojo del incomprendido- que no hacía falta aclarar que se refería a “la utilización que hacen con la dictadura”. Eso sí, sobre Clarín reafirmó su debilidad.

 

El ataque a actores y colegas

El actor Federico Luppi manifestó su opinión contra Mirtha Legrand. Lanata, quien le dijo a la diva en uno de sus almuerzos “vos sos la más grande”, salió en defensa de ella asegurando que “Luppi es otro vocero oficial”. Con su estilo irónico agregó que “lleva 30 años actuando de sí mismo y ahora se dedica a opinar sobre la moral de los demás” y catalogó a Luppi junto Florencia Peña y Andrea Del Boca como “una nueva casta de gente del espectáculo que bajó de la Sierra Maestra”.

Jorge Fontevechia, dueño de Editorial Perfil y amigo de Lanata, viajó hasta Boston para realizarle una entrevista. Quizá el título sensacionalista “El ‘exilio’ de Jorge Lanata” explique la necesidad del viaje urgente de Fontevechia a EE.UU. Allí se refirió a algunos colegas, entre ellos a Víctor Hugo Morales: “es una lástima lo que le pasó. Era un tipo al que le creía. Pero pienso que lo hace por plata”, aseguró. Aunque olvidó que en 2010 en el programa del periodista Paulino Rodríguez, por Canal 26, Lanata había afirmado que “Victor Hugo no se vendió a nadie. Es un tipo honesto, no me lo imagino vendiéndose. ¿No puede hablar bien y mal de lo que tenga ganas?”

A los pocos días, retornó de su “exilio” y repitió su discurso pero esta vez entrevistado en La Cornisa por Luís Majul. Lanata aseguró que “a Víctor Hugo lo atendieron políticamente” y reflexionó diciendo que “hoy viendo lo que factura en Canal 9 me imagino que lo hace por plata”. Pero no se animó a asegurarlo. Una actitud rara en un periodista que siempre manejó buena información y que algunos años atrás definía a La Cornisa como “un programa de espectáculos”.     

La periodista María Julia Oliván –luego de una entrevista en Perfil- también recibió la bendición de Lanata ya que la minimizó diciendo “una chica que trabajó conmigo y que me insulta”. Además, le recordó que “tiene que terminar el colegio”. Y remató a su colega asegurando que “no tiene ninguna trayectoria, no existe, no tiene formación, sale e insulta”.

Sobre Horacio Verbitsky opina que “fue siempre más un político que un periodista y hoy ejerce funciones políticas”. Lanata dice que “Horacio se siente vanguardia y por eso escribe para doscientas personas”.  

El periodista y conductor del programa Científicos Argentinos, Adrián Paenza, también fue alcanzado por sus afiladas frases. “Se reveló como un talibán del kirchnerismo en la entrega de los premios Martín Fierro", apuntó Lanata.

 

Su debut en Clarín

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Pero lo que llamaría aún más la atención sobre Jorge Lanata fue la actitud que comenzó a tener a partir del 27 de marzo de este año. Luego de una protesta gremial de los trabajadores que impidió la salida del diario Clarín, se prestó -por primera vez- a los micrófonos y las cámaras del multimedio para defenderlo. Fue su periodista estrella durante 4 días. Lo invitaron a opinar por la mañana, al mediodía y a la noche en TN y Canal 13. Además, escribió un artículo para el diario Clarín titulado: “Un silencio que nos afecta a todos”, en el que insistió con la teoría de la censura y obvió por completo el conflicto gremial que generó el problema.

Su debut en el grupo Clarín dejó imborrables huellas. Lanata aseguró que el bloqueo fue uno de los hechos más graves desde el retorno a la democracia y agregó que puede suceder algo peor: “podrían matar a los redactores”. Además, dijo que “tenemos un gobierno que prefiere el silencio” y después de esto podrían “detener periodistas” o también que “un día desaparezcan todos los canales o los programas y todo sea un gran 678”, pronosticó.

A pesar de sus opiniones exageradas y carentes de información precisa, Lanata se atrevió a dar un dato de la realidad cuando dijo que en los hechos del bloqueo a Clarín no había muerto nade. Aunque le sirvió como pie para agregar: “pero murió un poco de la democracia argentina”.

Él asegura que "aunque sean unos hijos de puta, hay momentos en que yo me siento obligado a defender a Clarín”.

 

Lanata hoy

Se lo nota contradictorio, enojado, egocéntrico y dispuesto a atacar al que sea para mostrar su influencia ante la opinión pública. A los 50 años, dice que se siente débil, vulnerable y que está viejo.

Aunque lo niegue todo el tiempo, él parece haber olvidado su propia lucha que lo transformó en un gran periodista. Los hechos son más contundentes que sus palabras. A pesar de que nos enseño a pensar con información y a valorarla, hoy se dedica a opinar casi sin datos fehacientes.

Cree que “libertad es poder decirle a los demás lo que no quieren escuchar” pero ataca al que habla a favor de determinadas acciones del gobierno y a quienes se atreven a criticarlo como periodista.

Quizá la explicación de lo que le sucede se encuentre en otra de sus expresiones: “si yo no me respeto no puedo respetar a los demás”.

Victoria Argentina

Victoria Montenegro, nieta recuperada

Victoria Montenegro, nieta recuperada (Foto de  revista 7 Días)

Fue apropiada por el asesino de sus padres, el coronel Hermán Tetzlaff. Se resistió con uñas y dientes a saber su verdadera identidad. Pero hoy cuenta con sinceridad su terrible historia. Su voz suena apacible y dibuja una sonrisa como si estuviese narrando un cuento a su hijo: “para mí él era mi papá”, y agrega “era gracioso, me encantaba mi apellido porque era difícil y cuando decía que era alemán me miraban raro”. Su testimonio develó la complicidad de la justicia y la iglesia con los militares y el pensamiento de quienes ejecutaron el sangriento plan de la última dictadura argentina.

                                                                                   por Alejandro Costanzo

Victoria Montenegro nació el 31 de enero de 1976,  apenas unos meses antes del golpe de Estado. Trece días después de su nacimiento el coronel Tetzlaff irrumpió en su casa. “Él me dijo que había una guerra y fue la persona que mató a mis papás, que abatió al enemigo”, cuenta Victoria. Sus padres eran Hilda Torres y Roque Montenegro, militantes del ERP. “Yo lo único que quise fue salvarte la vida”, le aseguró el coronel. “Ya lo sé papá”, respondió ella apenada, y agregó: “vos sos como un ángel que tuvo el amor de criar al hijo del enemigo como propio”. Victoria  dice esto con simpleza y sin odio, reflexiona con una cálida voz: “fijate lo que era mi cabeza en ese momento”. Se refiere al año 1999 después de los resultados del ADN que confirmaron su verdadera identidad.

Cuando se llamaba María Sol Tetzlaff pensaba que en Argentina hubo una guerra, que era hija de su apropiador, que “no había personas de carne y hueso desaparecidas” y que el Banco de Datos Genéticos lo manejaban las Abuelas. Creía que todo era mentira.  “Me utilizaban a mí nada más que para perjudicarlo a él (por su apropiador)”, dice Victoria. Su temor más grande cuando se confirmó que era hija de desaparecidos fue que su papá no la quisiese más porque era “hija de la subversión”.

La complicidad con la justicia

El coronel Tetzlaff tenía un informante en la justicia que lo ponía al tanto de todo. Él llegó un día a su casa y le dijo a Victoria que la situación no se podía sostener más porque la causa la había tomado “un juez que era montonero”. Era probable que se la llevaran con una familia subversiva. Victoria no sabía quién informaba a Tetzlaff sobre la causa pero sí que Hermán usaba un seudónimo para mencionarlo y protegerlo. 

Después de que detuvieron al coronel, el informante comenzó a tener contacto telefónico con Victoria. Le dijo que se quedara tranquila, que le iba a conseguir dos abogados “que le debían un favor” para que liberen a su padre y que no le iban a cobrar.

Luego de que su apropiador salió de la cárcel, Victoria conoció personalmente a quien lo ayudaba: era el fiscal de Casación, Juan Martín Romero Victorica.  El “gordo” –así lo llamaba el coronel Tetzlaff- era un hombre de “la causa”, es decir que defendía y apoyaba aquellos que lucharon contra los subversivos, los terroristas y los marxistas. Romero Victorica era “un amigo muy querido” del coronel. “Pasaban muchas tardes hablando en Comodoro Py” asegura Victoria; y agrega “me decía: ¡cuánto sabe ese hombre!”.

Su apropiador, Hermán Tetzlaff, fue agente de inteligencia del Ejército durante la dictadura. Falleció en 2003.   

La relación con el caso hijos de Noble

El juez Roberto Marquevich entendía en la causa de Victoria y también llevaba adelante el caso de Marcela y Felipe Noble Herrera que investigaba si los hijos adoptados por la dueña del Grupo Clarín, Ernestina Noble, eran hijos de desaparecidos. Abuelas denunció el caso ya que existían irregularidades en sus adopciones. En 2002 el magistrado determinó la prisión preventiva para Ernestina Noble.

“Nos llaman una noche a Hermán y a mí para que vayamos al despacho de los abogados (Martín) Anzoátegui y (Federico) Casal” –cuenta Victoria- “Anzoátegui dice: el joven Marquevich se metió con ustedes y con Videla, pero se extralimitó con la Señora (Ernestina Noble)”.

La idea era utilizar una discusión que había tenido Victoria con el juez Marquevich para armar un conflicto –como hicieron otras veces- y poder sacarlo de las causas. “Yo estaba dispuesta a hacerlo en ese momento porque tenía la posibilidad de salvar a Hermán, pero me temblaban las manos. Casal me dijo que iba a tener mucha difusión. Pero creo que me vieron tan nerviosa que por eso no prosperó”, aseguró.

Marquevich era el “juez montonero” que le nombraba el coronel Tetzlaff a Victoria. Después el magistrado fue destituido mediante un juicio político organizado en su contra por haberse metido con la dueña del multimedio Clarín.   

El pensamiento de los militares

El coronel Hermán Tetzlaff había establecido una relación muy profunda con Victoria. La cuidaba y le confiaba cosas, tal vez como ningún otro apropiador lo hubiese hecho. “Para mí Herman era todo, era el soldado. Los tres meses de vacaciones la pasaba con él en el cuartel y hacían asado todos los medio días”, recuerda Victoria. “Se ponía siempre en la cabecera de la mesa, yo a su derecha y los subalternos a los costados. Él hablaba sobre los operativos, contaba cómo entraban y los reventaban”, dice. El coronel era un apasionado del Ejército, pero hay algo que “ellos” admiraban de los subversivos: era “su inteligencia y sobre todo la valentía de las mujeres en combate”. Así, Victoria narra con simpleza los pensamientos más profundos y perversos de los dictadores.

“El objetivo de ellos era encausar la inteligencia de los hijos y que sea potable para hacer grande esta patria”. Continúa diciendo que en uno de los tantos asados un soldado le pidió permiso a su padre para hablar. Ellos pedían permiso para todo –aclara Victoria- Permiso para pensar, permiso para opinar. Y el soldado preguntó por qué no habían matado a los hijos así quedaba “limpio el camino”. El coronel Tetzlaff respondió que “ellos eran cristianos y no eran animales”.

Victoria manifiesta que su apropiador le había dicho que “la subversión perdió en el campo militar pero se reagruparon y atacaron por la ideología”. El coronel le aseguraba que las Abuelas que buscaban a los nietos ejercían una subversión ideológica. Así intentaban atacar a la familia cristiana y querían sembrar la duda. 

La complicidad de la iglesia

Sus padres fueron a buscar a Victoria a la sala donde estaban los bebés secuestrados y muy bien cuidados por monjas de una congregación de Morón. Una de ellas les ofreció al coronel y a su esposa “un varón rubio que iba más a tono con la pareja”. A Victoria le contaron que cuando se la llevaban, la monja les pidió a sus apropiadores que “la formen cristiana para que no sea subversiva como sus padres”.

Ella asegura con certezas que tanto el poder judicial como la iglesia fueron parte del nefasto plan que ejecutó la dictadura militar en Argentina.

Victoria hoy

Dice que “los chicos que aún no conocen su identidad deben creer que hoy en el país hay una persecución política y económica, pero en realidad se trata de buscar la verdad”. Tiene en claro que lo peor que les pasó fue que les hayan robado la identidad.  No importa si los criaron con amor. Les robaron su familia, sus proyectos y su historia. Antes “no quería ni ver” a Estela de Carlotto, pero hoy cree que “gracias a la labor de la Abuelas” es posible recuperar la identidad porque acompañan y contienen psicológicamente en este difícil proceso.

Hace sólo unos días, luego de varios años de no hacerlo, se cruzaron el ex juez Marquevich y Victoria en una conversación por Radio del Plata. Ella comenzó diciendo que escuchar su voz la hacia sentir bien. Además, le manifestó que aún conserva recuerdos de palabras que él le dijo y que con los años le han servido mucho. El magistrado le agradeció y terminó la charla diciendo que todo esto es muy bueno porque la “verdad siempre llega”.

Sus padres biológicos le iban a poner Victoria Argentina pero para no levantar sospechas le pusieron Hilda Victoria Montenegro. Su tremenda historia que dio como  testimonio el lunes 25 de abril pasado ante la justicia devela como nunca los por menores de esa oscura etapa del país. Con su declaración se establecen parte de las relaciones con nombre y apellido de las complicidades cívico militar que posibilitaron tantos años de impunidad.

Hoy ella no es sólo una nieta recuperada. También en su ser está el deseo más profundo de quienes le dieron la vida. Quizá sin quererlo, quizá paradójicamente era su destino convertirse en Victoria Argentina.

Sobre la memoria

En este último tiempo Jorge Lanata aseguró que estaba “harto” de que se hablara de la dictadura y que el Grupo Clarín era más débil que el Gobierno. Además, luego de una protesta de los trabajadores que impidió la salida del diario Clarín, se prestó -por primera vez- a los micrófonos y las cámaras del multimedio para defenderlo y decir que se había violado la libertad de prensa y que se había muerto un poco de la democracia argentina. Una de sus frases era: “la confianza es algo que se construye día a día pero se puede destruir en un minuto”. Seguramente la olvidó como a su pasado.

En marzo de 2011 Jorge Lanata debutó en Clarín para defenderlo ante una supuesta violación a la libertad de prensa

Esta breve introducción es para presentar un interesante texto de Andrea quien manifiesta su sentimiento -quizá el de muchos- con un lenguaje muy simple.

                                                                                  por Andrea Salas*

“Gracias a la memoria se da en los hombres lo que se llama experiencia” Aristóteles  (384 AC-322 AC) Filósofo griego

“El que sufre tiene memoria” Cicerón  (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano

“Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia” (2005) José Saramago

Varios días después vengo yo a hablar de la memoria, es que acabo de ver la película The Boy in the Striped Pyjamas (El niño con el pijama de rayas) siendo el niño en cuestión uno encerrado en un campamento de concentración nazi... mi papá a quien no le gusta ver este tipo de películas donde los niños sufren se fue a dormir a tiempo... yo lloré por no haberlo hecho. Y eso me hizo venir hasta acá... y me acordé de un periodista que hasta hace relativamente poco me parecía bueno, Jorge Lanata.

Sí, me acordé de él y su "me tienen harto con la dictadura". (¡Qué frase más violenta!) No entiende que el que olvida o desconoce tiene la posibilidad no solo como dice Saramago de volverse indiferente sino de convertirse en eso mismo...

No, no hay que vivir en el pasado, en eso estamos de acuerdo, pero me parece desacertada (por no decir una porquería) esa frase que pronunció con tanta liviandad, metiendo su dedote en las llagas de muchos que perdieron a sus seres queridos.

Dirá lo mismo del holocausto judío? del holocausto armenio? de los pueblos originarios?... saben qué?  No me interesa lo que tenga para decir, ya no.

 

*Andrea Salas es argentina nativa y por opción. Nacida en Misiones. Actualmente vive en la Ciudad de Buenos Aires tratando de sortear las vicisitudes de la Gran Ciudad e intentando comprender el panorama político que le toca vivir sin certeza alguna de lograrlo. Pueden encontrar sus ideas en www.elblogdelosfeos.blogspot.com